Buñuelos de calabaza

Hay épocas del año que van acompañada de largas tradiciones gastronómicas, con un enorme peso en la cultura popular. Aunque no suelo seguir estas tendencias, sí es cierto que me gusta aprovechar para experimentar y abrirme a nuevos platos que aún no forman parte de mi recetario particular.
Estos días me viene a la memoria el bacalao con tomate, las papuecas con ajo y perejil de mi madre, el potaje con espinacas y bacalao, el remojón de naranja, las torrijas…Platos que realmente se podrían elaborar en cualquier momento del año, pero que cobran más presencia en las mesas durante la Semana Santa.
Investigando sobre costumbres y recetas propias de estos días, llegué a esta elaboración que tiene una larga historia en la cocina mediterránea y, más concretamente, en la cocina Valenciana: Buñuelos de calabaza.
Un postre que recuerda a los churros, pero mucho más esponjosos y con un delicado sabor dulce.
- Ingredientes:
125g de calabaza asada
75g de harina blanca de calidad
1 huevo campero o ecológico
5g de azúcar de caña integral (1 cucharada pequeña) y algo más para decorar
Ralladura de limón
1/2 cucharadita de canela
Una pizca de sal
1/2 cucharadita de levadura
Aceite de oliva suave para freír
- Elaboración:
En primer lugar tritura la calabaza con la batidora hasta obtener una masa fina sin grumos. Reserva.
A continuación, en un bol, tamiza la harina con un colador para que quede bien suelta, sin apelmazar.
Casca el huevo y separa la clara de la yema, añade una pizca de sal a la clara, y monta a punto de nieve con unas varillas. Puedes usar las varillas eléctricas de la batidora, o hacerlo a mano.
En el bol de harina incorpora la levadura, la canela, la yema, la ralladura de limón, la calabaza asada triturada y el azúcar. Con una paleta de silicona, remueve bien los ingredientes hasta obtener una masa homogénea sin grumos. También puedes hacer la masa con un robot de cocina si quieres que quede más fina.
Por último, añade la clara montada y, con movimiento envolventes desde fuera hasta el interior (esto es muy importante), termina de elaborar la masa. El objetivo es obtener una masa esponjosa y suave.
En una sartén o cazo hondo, pon a calentar abundante aceite de oliva suave para freír los buñuelos. El aceite tiene que estar bien caliente, pero sin que llegue a humear.
Para formar los buñuelos puedes ayudarte de dos cucharillas; con una coges la masa y con la otra le das forma a la masa en la parte superior.
Ve añadiendo buñuelos al aceite caliente; ten en cuenta que van a aumentar de volumen, por ello es necesario que dejes espacio entre ellos. Pasados unos minutos dale la vuelta con una espumadera. En función del tamaño de la sartén o cazo, tendrás que repetir el proceso en varias tandas, hasta terminar con la masa.
Prepara un plato con papel de cocina absorbente para colocar los buñuelos fritos y, retirar así, el aceite sobrante.
Una vez estén todos listos, espolvorea un poquito de azúcar de caña integral por encima; muévelos para que se impregnen ligeramente de este toque de dulzor.
Se pueden tomar tanto calientes, como fríos. Aguantan bien de un día para otro si se conservan en un recipiente cerrado (para ellos tienen que estar fríos).
Saben a canela y cítricos, con un sutil sabor dulce. Destaca su textura esponjosa. Si no sabes que lleva calabaza, pasará desapercibida; sino que se lo pregunten a los niñ@s de la casa.
Espero que os gusten 🙂